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WHITE STONES – ‘Memoria Viva’ - (2024)

1/7/2024

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Es éste un proyecto paralelo, y en un inicio unipersonal de Martín Méndez, bajista de los laureadísimos Opeth, que practican un personal Death Metal Progresivo.
 



Llamado el proyecto en honor a Piedras Blancas, su lugar natal de Uruguay. Su primer disco, “Kuarahy” (2020), vocablo guaraní que significa “dios del sol” toma partido por los indígenas desposeídos por el Imperio desde la magnífica portada, dando por válido el refrán que si la Leyenda Negra de España en las Américas, suena, es que sangre de indígenas y afrodescendientes esconden sus tesoros y sus basílicas barrocas. Con momentos más reflesivos y prog, y otros donde expande su rabia ante tanta injusticia de siglos y siglos. Se nota el aroma latinoamericano también en su música. Posteriormente se lanzó “Dancing Into Oblivion”, si acaso un álbum más cañero. Martín Méndez, a lo Pancho Villa reclutó veteranos guerrilleros en esto del Metal Extremo. Él mismo, que ha apoyado a Vidres a la Sang de Eloi Boucherie, le metió en la voz. También están Joao Sassetti (ex Nuckin' Futs) guitarra líder, Albert Martí (Foscor, Jade, Vidres a la Sang, etc.) -guitarra rítmica- y Joan Carles Marí Tur (Face the Maybe, ex Northland) -parches-.
 
 
 
En este disco se han pasado del inglés predominante hasta la fecha al castellano, un cambio que a mi juicio gana en cercanía y naturalidad hacia su público. Vamos a desgarrar las venas abiertas de América Latina desde el amor. Desde el amor que Martín Méndez ha sentido toda su vida por el bendito Death Metal.
 
 
 
‘Memoria Viva’: empieza el breve ritual, a lo brujo. Lúgubres acordes de la acústica, campanada (¿a muertos?) y empieza una buena dinámica con unas guitarras más wah-wahs de lo normal. Eloi recita las palabras “Memoria Viva” mientras se oye el palpitar de un corazón. No he podido no relacionar este pasaje musical con la frase del profesor y escritor uruguayo, Eduardo Galeano, quien reivindicaba la etimología del verbo “recordar”, del latín “re-cordare”; es decir, “volver a pasar por el corazón”.

‘Humanoides’: bajo la llovizna se oye un bajo espabilado y sabrosos susurros. Hay leve percusión de los pueblos de la selva. La guitarra sigue como wah-wah apisonadora. Se agudiza el asunto, y erupcionan los primeros growls de denuncia de la vida precaria y de nuestra mecanización mental, a golpe de sonoridad de guitarra funk. Antaño luchamos, ahora somos humanoides resignados. El ambiente es de jaguar en su hábitat amazónico natural. Después de desgañitarte las cervicales, volvemos a más y más wah-wah hasta la suave llovizna de acordes desenchufados finales.
 
‘D-Generación’: acompañado por un videoclip que aúna pintura, naturaleza y mujer artista, aunque la voz y la música es agresiva y señala los problemas existenciales de la juventud, acompaña un mensaje positivo hacia la perseverancia, de qué si un día te sale mal, al siguiente te saldrá como quieras, y dibujarás en tu cansado rostro con alguna que otra cicatriz una luminosa sonrisa por bandera.



​
‘Zamba de Orun’: se mece la intro entre lo jazzístico y hasta me interpela su retoño brasilero, la bossanova. En etimología, “zamba” se refiere a la hija de una persona amerindia y otra negra. Pero es también una música muy popular en Argentina, con raíces en la jota, el fandango y el minueto de España, y que también tiene sus lereles en Lima (Perú). Orun, por su parte, es el señor y rey de los muertos y los espíritus para la santería que trajeron los yorubas (originarios del oeste de África), no sólo a Cuba, sino llegando hasta zonas de EE.UU, México o Uruguay entre más países. La música es a veces trancera, y te transporta a la mera jungla, allí donde los esclavos que escapaban de sus amos blancos podían ser libres y volver a sus costumbres africanas, aunque en selva sudamericana, en sus quilombos.
 
‘La Ira’: unas palmas dialogan con una poderosa guitarra eléctrica. Los parches van al machaque y la voz lanza agonía por la boca. Una guitarra termonuclear riffea, y seguimos escupiendo contra el sistema que hace inviable la utopía, a base de plata o plomo, que decía aquel poderoso individuo de Medellín, de cuyo nombre no me quiero acordar. Solazo, percusión a discreción, sonidos infrarrojos a lo Vietkong, hay risas cínicas en el ambiente, suponemos que del Sr. Henry Kissinger. El videoclip aúna escenas a color, con otras de cine de terror de antaño, en blanco y negro, de forma poética y magistral, además de ser una muy buena oportunidad para ver cantar a Eloi y a los demás, pues, hacen sus respectivas lindezas musicales.





‘Somos’: unos suaves acordes acústicos dialogan con los del bajo de forma harta minimalista, el charles hace acto de presencia con alevosía y reincidencia, en este juego de cuerdas inspirado en un piano jazzístico con vistas al Mar de la Plata, vete tú a saber.
 
‘Grito al Silencio’: unas guitarras con percusión tradicional y esencia viajera abren a un Death Metal tan progresivo como quieras, pero con todas las letras. La voz agoniza escupiendo a la locura y al dolor. Después de un cuasi silencio, acústica y electricidad se susurran, de mástil a mástil. Poco a poco se acumula la fuerza de lo ínfimo para explotar la rabia en el momento más inesperado, growl en los labios y con las cervicales rotas. La letra narra las luchas internas de cualquier uno en esta (sobre)vivencia que mal llamamos existir. Unos riffs nos erizan el vello cutáneo para demostrarnos que estamos vivos, aquí y ahora. Y Eloi, firme, recita: “le grito al silencio”. Unos acordes calmos y algo idos nos despiden. ¡Hasta la próxima batalla, guerreros!
 
‘Vencedores Vencidos’: inquietante onda susurrante despieza una propuesta más de rock&roll de barrio conflictivo. La voz rabiosa maldice con la verdad del proletariado el estado del show mundial. ¡Alegría! ¡Trote! Búscate a tu tribu, porque más temprano que tarde; toda esta sarta de mierdas soberbias caerán.
 
 
‘Yemayá’: percusión y acústica nos mece, como las olas mecen a la diosa de las mareas de la santería, la llamada Yemayá, enamoradora de marineros en Angola, así como en Brasil, Uruguay y Cuba.


 
 
 
Otra original propuesta, desbordante de imaginación realizada por el saber hacer de primeras espadas del Metal de aquí y de allá, aunque oficialmente conste la sede del grupo en Barcelona. Mezclando el amado Death Metal con lo progresivo, y aromas de la América Latina natal de Martín Méndez, el resultado enamora, además de transmitir un mensaje de optimismo, a pesar de todas las tinieblas y fantasmas que nos gobiernan. Es un mensaje, pues, de que combatiendo día a día tus penalidades y limitaciones mediante mucha lucha interior, y lo que haga falta, donde podemos hacer de nuestras vidas algo parecido a la que de niños todos soñamos.
 
 
TRACKLIST
 
 
1.Memoria Viva              
2.Humanoides
3.D-Generación                              
4.Zamba de Orun                           
5.La Ira
6.Somos             
7.Grito al Silencio                          
8.Vencedores Vencidos              
9.Yemayá



 
 
NOTA: 8´5/10
 
 
 



Foto
https://whitestones.bandcamp.com
https://open.spotify.com/artist/7wHp80FBpJ37p5Au4r863m






METAL FRIENDS
Texto:  Makoki13

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