Aún recuerdo cuando nos llegaron esas primeras bandas del Death Metal Melódico Sueco a las manos del grupo de amigos que nos volvíamos locos por descubrir nuevas bandas. Todo empezó con el HEAVY METAL y las bandas estandartes: Iron Maiden, Judas Priest, Saxon, Accept, Dio… Una vez ya un poco exhausto de tanto trote, un servidor pedía a su alma más caña y ahí llegaron a mi mundo Venom, Obituary, Death, Cannibal Corpse, Pestilence, etc. Esto era un mundo diferente hasta ahora vivido por mi persona; el heavy se quedó atrás y la adrenalina estaba bien acompañada con estas bandas. Momentos de adolescencia que cada vez querías inspeccionar nuevos horizontes, y ahí fue cuando llegó el SWEDISH DEATH METAL…
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Como en artículos anteriores de esta sección, no es una tarea fácil elegir solo un disco que te haya marcado en la vida. Para un servidor, hablar de ‘Skydancer’ es hablar de un álbum muy serio, realmente marcó un antes y un después en mi existencia musical y, sobre todo, en el death metal melódico, ya que con este disco descubrimos lo que era la melodía transportada a la brutalidad. Me acuerdo la primera vez que tuvo este disco en mis manos, la portada ya lo decía todo, venían del más allá a iluminarnos con su música y vaya si nos iluminaron… Eran gente que venían de Hammerfall y eso se nota en la composición de las melodías de este álbum, no dejan de ser melodías con una base heavy, eso sí, tocadas a la velocidad de la luz como bien refleja su caratula. Muchos de vosotros tendréis vuestros discos preferidos de los suecos, pero para mí, es su mejor disco y no han vuelto a componer una exquisitez sonora en sus posteriores grabaciones. Y, lo que realmente extraño, no poder escuchar en directo aunque solo sea un tema de esta obra maestra. Sr. Stanne, hazme el hombre más feliz por unos minutos. Ahí lo dejo, jejeje. Ir citando cada tema de este plástico sería una cosa que no vale la pena, porque ningún tema se diferencia del otro, ya que todos son sublimes musicalmente hablando. Podemos decir que los discos perfectos no existen, pero yo tendría mis dudas, si realmente no existe, lo que está claro que ‘Skydancer’ roza la perfección en todas los aspectos; composición, brutalidad y sentimientos. Un disco que empieza con ‘Nightfall by the Shore of Time’ ya te dejo el corazón paralizado. Empezamos con un chillido que da la nota disonante para dar paso a todos sus músicos que, recrean una atmósfera muy envolvente, donde todos los músicos tocan a mil por hora y dejando en la historia melodías que no son fácil de olvidar. Sigo oyendo este disco y me sigue impresionando igual o más que el primer día. Michael Stanne, otro dios a las seis cuerdas. Otro de los temas que merece una mención especial es ‘A Bolt of Blazing Gold’, qué bien supieron compaginar la brutalidad con voces femeninas, aquello le daba una dulzura la mar de oscura. Voces tan perfectas, ejecuciones de otro nivel y un cúmulo de sonoridades que pocos discos pueden gozar. Al oír ‘In Tears Bereaved’ perfectamente te puedes quedar mudo. Madre mía, esa gente no era humana de la manera que tocaban esos riffs. La primera vez que lo escuché, mi pregunta era la siguiente: ¿Se puede tocar tan rápido? Ingenio de mí, jeje. Es un tema detrás del otro, un disco que nunca cansa oírlo, son tantas veces que ya no las recuerdo. ‘Skywards’, ‘Through Ebony Archways’ o la genial ‘Shadow Duet’, en este último dejan caer sus raíces clásicas y podemos escuchar un agudo combinado con guturales. ¡Maestros es la palabra! Y, el disco se zanja con la majestuosa ‘Alone’. Lo siento, pero de nuevo me he vuelto a emocionar, una vez más, me parece un disco que no es de este planeta. Es un regalo que nos cayó del más allá en el año 1993. Una espina que tengo clavada, no poder haberlos visto en aquella época que, justamente vinieron a presentar ‘Skydancer’ en la desaparecida sala Kgb de Barcelona junto a un porrón de bandas de death metal. Siempre que me lo explica mi amigo, lo odio todavía más. Su cara de impacto en aquella noche fue tal al ver a Ander Fridén revolcándose por el suelo con su voz cruelmente afilada, por no hablar del resto de músicos, donde no paraba de babear con tales profesionales de la música. Disculpadme, pero amo a DARK TRANQUILLITY…. TRACKLIST 1.Nightfall by the Shore of Time 2.Crimson Winds 3.A Bolt of Blazing Gold 4.In Tears Bereaved 5.Skywards 6.Through Ebony Archways 7.Shadow Duet 8.My Faeryland Forgotten 9.Alone Texto: Joan Hernàndez Bueno, los amigos de Metal Friends me han invitado a colaborar con mi humilde opinión sobre un disco que me haya marcado. Allá voy. El disco elegido es ‘Somewhere in time’ de Maiden, por muchos motivos, pero sobre todo porque fue el primer disco de heavy metal propiamente dicho que escuché completo y que tuve grabado en un k7, por supuesto, con el dato curioso que lo tenía grabado al revés, la cara A del álbum la tenía en la cara B del k7 y viceversa, claro. Años pensando que era así el álbum, que el disco empezaba con ‘The Loneliness of the Long Distance Runner’, jajajaja. Con el paso de los años me hice tanto del álbum original como de los singles que sacaron con el disco. A día de hoy, junto con ‘Seventh Son Of A Seventh Son’ me sigue pareciendo lo mejor que ha editado la doncella. No hay tema de relleno, no cansan los temas largos, es melódico y potente a la vez, es un álbum de 10. Muchas escuchas, cuando no había internet y quemabas cada disco que caía en tus manos, muchas horas analizando ese timbre de voz tan característico, descubriendo todas esas melodías una y otra vez con cada escucha. Para mí como fan, creo que todo empezó con esa grabación. Luego fui descubriendo más discos de la doncella y de otras bandas, pero éste es especial, aquí empezó todo para mí, con esas guitarras duras y melódicas a la vez, ese bajo galopante y omnipresente, sin dejar de lado el trabajo de Nicko, ¿qué os voy a contar del batería de Maiden que no sepáis ya? Aquella cinta grabada al revés, no os podéis ni imaginar las vueltas que dio en mi aparato sonoro, calidad ínfima desde luego, pero le di mil millones de vueltas y cada vez que lo pongo se me siguen poniendo los pelos como escarpias. Por cierto, hablamos del año 1986, ya ha llovido desde entonces. Como para no tenerle un cariño especial a este álbum, que lleva siendo parte de la banda sonora de mi vida desde entonces, que me empezaron a salir pelos en los huevos escuchándolo, jajaja. Un abrazo al equipo de Metal Friends y gracias por contar conmigo. Espero que os haya sacado una sonrisa mi anécdota acerca de mi álbum favorito. TRACKLIST Caught Somewhere In Time Wasted Years Sea Of Madness Heaven Can Wait The Loneliness Of The Long Distance Runner Stranger In A Strange Land Deja-Vu Alexander The Great Texto: Tatto Digiorgio Con este movidón del confinamiento creo que todas y todos llevamos un buen empache de clásicos. Es abrir cualquier red social y que el mundo entero esté rememorando aquellos álbumes más granados de la historia del rock, el heavy metal y el extremo. Por si eso no pasaba antes ya, claro… Pues ahora, doble ración. Es por esta razón que, para esta sección, me he decantado por la nostalgia pura y dura, por el cariño personal que puedas desarrollar hacia un disco que te acompañó durante tu infancia y periodo de crecimiento musical. Sin que la calidad real del trabajo juegue ningún papel, por supuesto. Así, más allá de perfección o influencia sempiterna, me he decantado por diseccionaros ‘Breaking The Chains’ de Pegazus. A finales de los 90 era un chavalico flipado por el power y el heavy más clásico. Lo sigo siendo, aunque los asuntos laborales me hayan llevado por terrenos bastante distintos. Por aquel entonces, cuando uno iba a Revólver o cualquier otra tienda de discos en Tallers, sólo tres factores se tenían en cuenta: el presupuesto ridículo, si la portada era molona (ni idea de quién era Andreas Marschall) y si aquel artefacto tenía pinta de almacenar poderoso y true heavy metal. Evidentemente, ‘Breaking The Chains’ casi lo regalaban, y ese pegaso encabronado tuvo la suficiente fuerza como para llamar mi atención. Sobra decir que fue un flechazo al instante. Por aquel tiempo Nuclear Blast todavía no era el gigante que es a día de hoy, aún se la jugaba con el under y gozaba de respeto entre la parroquia melenuda. Casi que sus activos más importantes eran los mejores Dimmu Borgir y unos incipientes HammerFall, así que con eso ya lo digo todo. Los aguilillas de Pegazus dieron el pelotazo y consiguieron un contrato con ellos para su tercer largo, y tan mal no tuvo que ir si en 2002 repitieron para ‘The Headless Horseman’. Seguramente, Markus Staiger y demás no pasaron del cuarto corte para tomar la decisión de ficharles… ‘Breaking The Chains’ se abre con un temazo ideal para berrear como un poseso y abrazarte con los colegas entre birras que saltan por los aires. Los australianos, incapaces de pisar el acelerador, algo nada usual en aquella época, sueltan tópico, tras tópico, tras tópico en ‘Metal Forever’, una cancionaca de las que suben la moral. Eso sí, la joya es ‘The Crusade’. Resulta obvio que a la hora de componerla, Johnny Stoj, guitarrista y único superviviente de la formación original, se desabrochó un poco el asfixiante chaleco de cuero para que el oxígeno pudiera regar mejor sus neuronas. En mi universo personal es un himno dotado de un puente intermedio de lo más épico, y donde Danny Cecati vuelve a demostrar que era un vocalista de capacidades muy notables. Sigo emocionándose con ese subidón en su recta final. De estribillo resultón, ‘Queen Evil’ sirve de cuenta atrás para ‘Breaking The Chains’, otro momento remarcable de este trabajo. Energética y con otra lírica a lo Manowar, de nuevo tenemos una canción que me hacía alzar el puño en mis años mozos. Pegazus no podían ser más simplones, pero joder, cómo molaban. A partir de ‘Tears Of The Angels’ la cosa decae cosa mala. Lo veo ahora, claro, porque hace dos décadas hice la vista gorda que te cagas… Más allá del lucimiento vocal de Cecati, este corte es un tostón a la altura de las secuelas de Matrix. ‘Chariots Of The Gods’ no ayuda demasiado a remontar, y muchos menos la instrumental ‘Emerald Eyes’. Con ‘Bastards Of War’ se acuerdan de que las guitarras están para morder, y la algo maideniana ‘Apache Warrior’ recupera el pulso a un largo cuya parte central chirría como un cercanías a su paso por el Maresme. Para terminar, sólo deciros que para comprender en su máxima expresión este disco hay que tenerlo original. De verdad, nadie debería perderse ese libreto y esas instantáneas donde los miembros son manoseados por dos jamelgas. Esas chicas, ¿cómo se dejaron embaucar por estos cuatro trepas? ¿Cómo podíamos curiosear por ahí y no abochornarnos ante esas estampas? Pegazus, que siguen en activo, tuvieron en la música la misma suerte que yo con mi ejército de Tiránidos: ciertos momentos de brillantez y toda la ilusión habida y por haber, aunque escasas victorias. TRACKLIST 1. Metal Forever 2. The Crusade 3. Queen Evil 4. Breaking The Chains 5. Tears Of The Angels 6. Chariots Of The Gods 7. Emerald Eyes 8. Bastards Of War 9. Apache Warrior Texto: Pau Navarra Si tuvieseis que elegir los cinco discos que más os han marcado en vuestra vida, ¿cuáles elegiríais? Seguramente este ejercicio os resultaría un tanto difícil ya que reducir esta lista a sólo 5 álbumes implicaría dejar fuera demasiados títulos imprescindibles. A mí me pasa lo mismo. No obstante, el disco del que os voy a hablar estaría en esa lista sin duda alguna. Empecé a interesarme por la música Metal allá por 1988 a los 11 o 12 años de edad, por tanto, como podéis ver, hace bastantes años que el Metal forma parte de mi vida y, como a la mayoría de los que estáis leyendo estas líneas, es uno de los elementos que nos definen y diferencian como personas. A lo largo de este primer tramo de mi trayectoria vital, a excepción de el “Twiligth of the Gods” y “Hammerheart” de Bathory y el “Dreamweaver” de los británicos Sabbat, mi interés musical se centró en el metal mas clásico de Manowar, Iron Maiden o incluso Metallica dejándome de interesar otros estilos dentro del metal que no fuesen los mencionados. No obstante, pasados unos años, hubo un punto de inflexión con un disco en particular, que provocó que mis gustos musicales entraran definitivamente en el lado oscuro del metal más extremo: Y ese disco no era otro que el “Wolfheart” de los lusos MOONSPELL. Si bien la carta de presentación de los portugueses fue “Under the Moonspell”, el “Wolfheart”, su segundo disco producido por Waldemar Sorychta y editado por Century Media, fue el trabajo que los colocó en la élite del metal extremo. Con un estilo musical que tradicionalmente se ha identificado como Gothic Metal, esa etiqueta resulta insuficiente para describir toda la paleta de matices black, doom e incluso pagan y folk que se despliegan en este trabajo y que hacen que, en su conjunto, resulte único y original. Para ser sinceros, los temas no son ni técnicos, ni rápidos ni demasiado elaborados, pero pese esas deficiencias, imagino que debidas a la inexperiencia de unos músicos que en esa época no dejaban de ser unos adolescentes, el disco es original y tiene personalidad. Y esa personalidad es lo que convierte este trabajo en una obra imprescindible, con muchos contrastes, y que, escucha tras escucha, me sigue transmitiendo la misma melancolía, maldad y sensualidad que hace dos décadas . No cabe duda que la voz de Fernando Ribeiro, con ese acento luso tan marcado y con la variedad de registros que despliega, le dan a la música del “Wolfheart” un elemento añadido de misticismo. Si esto fuese una reseña al uso, ahora tendría que referirme a cada uno de los temas que componen el disco. No obstante ya hay miles de análisis de este disco en los que se desmenuzan los temas que lo componen y que se podría resumir en la siguiente frase: Cada uno de los temas que componen “Wolfheart” , desde ‘Wolfshade’ hasta ‘Alma Mater’ son sencillamente una obra maestra. Pero, como he apuntado, esto no pretende ser una reseña al uso. En estas líneas he intentado expresar lo que estos temas significaron y significan para mí. Y es que pasados ya tantos años desde que lo descubrí, el “Wolfheart” sigue siendo un clásico, una obra atemporal. Uno de aquellos álbumes a los que siempre acabas volviendo y que, una vez que lo pones en el reproductor, a medida que van sonando las oscuras melodías de los teclados, la distorsión de las guitarras, las líneas contundentes del bajo y la voz grave de Fernando, me hacen viajar 20 años atrás en un ejercicio de nostalgia. Como punto final voy a acabar con una cita que no es mía, pero que expresa, de manera sencilla y sintética, todo lo que he pretendido expresar con estas líneas: “Wolfheart fue, y sigue siendo, una pieza de música inmortal para todos aquellos que vagamos bajo la luna” TRACKLIST 1. Wolfshade (a Werewolf Masquerade) 2. Love Crimes 3. ...Of Dream and Drama (Midnight Ride) 4. Lua d'Inverno 5. Trebraruna 6. Vampiria 7. An Erotic Alchemy 8. Alma Mater Texto: Logan A_D Grandiosa. No hay otra forma de definir esta obra que representa el cenit creativo de la banda de New York. En la línea del thrash heterogéneo que Metallica perfeccionaron con su obra maestra ‘Master of puppets’ en 1986 y Testament empezaban a enriquecer con elegancia en ‘The new order ‘en 1988, OVERKILL crearon en 1989 un disco perfecto. Antes de pasar a analizar los temas que componen el álbum, referirme a la ficha técnica de la grabación. Este fue el último disco en el que colaboró Bobby Gustafson, miembro fundador de la banda. Su aportación es fundamental, llenando las canciones de riffs cortantes y poderosas secciones groove que te aplastan. Y fue también el disco de consolidación del brillante batería Sid Falk (en mi opinión, uno de los mejores baterías thrash por su originalidad y recursos utilizados. Nunca entenderé como este gran músico desapareció de la escena apenas tres años después). La producción estuvo a cargo del prestigioso ingeniero de sonido Terry Date (en su curriculum figura la responsabilidad de dar cuerpo al sonido de discos como el ‘Cowboys from Hell' de Pantera, el ‘Badmotorfinger’ de Soundgarden o ‘Astro Creep 2000’ de White Zombie). Si bien es muy obvio que DD Verni empezaba a tener mucha influencia en tareas productivas, a tenor del sonido apabullante de su bajo en toda la grabación (desde esa época sello inconfundible del sonido OVERKILL). Y al frente, con su chirriante rabia vocal, el inconfundible Bobby Blitz Ellsworth. La calidad del sonido conseguida es muy alta. El megalítico ‘…And Justice for All’ de Metallica había incrementado el listón de una buena producción en el género, y a esto se sumaba que el thrash estaba de moda en esa época y las compañías discográficas apostaban e invertían casi a lo loco en bandas de thrash. La crudeza del sonido thrash de OVERKILL se desvinculó de ese cierto sonido áspero y semi urderground de sus primeras grabaciones, dando un importante salto en el sonido si comparamos por ejemplo con su ópera prima ‘Feel the Fire’ de 1985. ¿Qué vamos a encontrar en este disco? La quinta esencia del thrash. Un catálogo completo de lo que significa el sonido thrash a finales de los 80 y un anticipo del futuro cercano que pronto aportarían Pantera o Slipknot. Los cambios de ritmo son constantes, frenéticos. La intensidad no decae, incluso en el momento de incorporar por primera vez en la discografía de OVERKILL una balada. Pero no faltan en los 55 minutos que dura la grabación momentos de poderosos pasajes groove, tempos densos y pétreos, en claro homenaje a sus admirados Black Sabbath. “The Years of Decay” empieza a lo grande. ‘Time to Kill’ es un auténtico trallazo con un rico y épico inicio que da paso a una fusión entre el heavy metal más speedico de los Judas Priest del Defenders of the faith y unos toques progresivos, acentuados por los cortes rítmicos de DD Verni y Sid Falk. ‘Elimination’ es el tema más conocido del disco. Auténtico e imprescindible clásico de OVERKILL. Apoyado por un excelente video clip en la MTV, el tema impulsó el disco a las listas de éxito, dentro de la siempre presente subestimación que el público injustamente ha otorgado a la banda. Sigue siendo evidente una influencia del sonido heavy de Judas Priest, si bien con un poderoso e inconfundible riff de Bobby Gustafson que da su sello personal al tema. Los bombos sin freno de Sid Falk y los mazazos que las cuatro cuerdas de DD Verni, aportan la base perfecta para que Blizt sitúe su voz chillona por encima de cualquier alarma nuclear. ‘I Hate’ mantiene el nivel de frenesí metálico. Para mí, un tema injustamente olvidado en los set- lists en directo de la banda, que debería sonar en mi opinión de forma regular (igual por ejemplo que ‘Thanx for nothing’ de su siguiente disco Horrorscope). Mezclando el speed metal desenfrenado con unos guiños a los Iron Maiden del Powerslave (¿soy el único que nota esta esencia del ‘Acces high’ aquí?). El tema invita a mover la cabeza sin ninguna piedad. ‘Nothing to Die For’ es la joya oculta del disco. Su tema más original y progresivo. Aquí es donde mejor se nota que OVERKILL mantenían una excelente relación personal con Savatage. No sólo es un tema con un tempo frenético, musicalmente tanto Sid Falk como DD Verni y Boby Gutsafson lo bordan. Habría que preguntar a los chicos de Dream Theater qué tipo de retro influenciales pudo significar este tema. ‘Playing with Spiders / Skullcrusher’. Se abre a continuación una de las canciones más sorprendentes de la discografía de OVERKILL. Si bien en anteriores discos la banda ya había grabado temas épicos y claramente sabbathtianos (‘The answer’ de su primer EP o ‘Drunken Wisdom’ en el “Under the Influence”) en ‘Skullcrusher’, lo que hacen es lanzarse de cabeza a la piscina del Doom metal. Y no sólo nos dan un buen baño de Doom, la banda consigue oro olímpico. La voz de Blitz es increíble y poderosa, el sonido de la banda sencillamente monumental. Perfecto. ‘Birth of Tension’ está en la línea de temas épicos netamente heavy speedicos de la banda (una línea similar a la de composiciones como ‘Disposable heroes’ de Metallica). Una letra durísima envuelta de una múscia agónica y con un tempo endiablado. Pura visceralidad thrash con su pasaje groove central. ‘Who Tends the Fire’. No podía faltar en este disco el clásico medio tiempo made in OVERKILL. Sello inequívoco de identidad. La canción supone una evolución algo más thrasher de temas como “Feel the Fire” o “In Union We Stand”. Es una gozada surfear las cuatro cuerdas de DD Verni mientras la guitarra te destroza las cervicales, y acabar con un vertiginoso “in crescendo” progresivo a lo bruto. Atención a partir del minuto 7:24 (me muero!). ‘The Years of Decay’. Les llegó la hora a los chicos de New Jersey de componer una balada. ¿Presiones discográficas o elección propia? Lo cierto es que OVERKILL supieron salir triunfantes y con la credibilidad intacta en esta primera incursión en las power ballads. Porque esta es una balada faraónica. Partiendo de unos pasajes acústicos ciertamente brillantes, con los mejores registros vocales de Blitz hasta el momento (en mi opinión, un registro épico usado en contadas ocasiones por Bobby Blitz, quizá sólo igualado en la cover que hicieron en 1999 del ‘Changes’ de Black Sabbath).El tema toma un rumbo épico y poderoso que ya no cesa hasta el final de la canción. Broche de oro son los coros finales en la línea epic power metal que tardaría varios años todavía en consolidarse. ‘E.vil N.ever D.ies’. Siempre he observado una profunda conexión entre este tema y el “Damage INC” que cerraba el Master of puppets de Metallica. Lo cierto es que OVERKILL cierran esta obra maestra con el tema más crudo y salvaje del disco. Los cortes a cuchillo y cambios de tempo son sensacionales, necesarios para un tema frenético hasta la saciedad. Pero incluso en una canción interpretada a piñón, hay un fresco pasaje intermedio donde DD demuestra que es el jefe y Bobby Gustafson deja patente que ha abierto el tarro de las esencias en cada guitarrazo y no lo va a cerrar hasta que la canción acabe. Porque una brutalidad como esta sólo se puede terminar de un mazazo. Sin piedad, como Dream Theater hicieran en ‘Pull me Under’ o Accept en el ‘Princess of the Dawn’. Un tremendo hachazo descomunal pone fin a un disco único. ¡Y, ya está! TRACKLIST 1. Time to Kill 2. Elimination 3. I Hate 4. Nothing to Die for 5. Playing with Spiders / Skullkrusher 6. Birth of Tension 7. Who Tends the Fire 8. The Years of Decay 9. E.vil N.ever D.ies Texto: JM Abellán Hablar de un solo disco que haya influenciado mi vida, se hace tarea ardua para un servidor. Son unos cuantos los discos que, por una situación u otra, han dejado un legado en mí, tanto en lo personal, como en lo musical, así que quiero hablar de un doble álbum que fue publicado por la banda en distintas fechas (uno en mayo y otro en noviembre de 2005) pero que, en esencia, pertenecen a uno solo: el glorioso Mezmerize/Hypnotize, que, desgraciadamente para muchos, se convirtió en la última genialidad compositiva de los insanamente conocidos System Of a Down. Mezmerize/Hypnotize es un doble disco que fue grabado bajo la tutela de Rick Rubin en su famosa mansión de Lauren Canyon en California. En ellos, encontramos 23 cortes (11 para Mezmerize, 12 para Hypnotize) que entrelazan distintos pasajes, llevándonos por terrenos directos y agresivos hasta tempos medios y melodías amenas, pasando por su más que conocido “frenesí”, marca de la casa, sin olvidar ese toque folklórico armenio. Esta mezcla de matices, hace que sea un trabajo difícil de encasillar en un solo tipo de estilo, algo que engrandece su legado tal como puntualizó el propio Rick Rubin: “… Mucha música pesada cae en algo similar, hay cierto tipo de reglas que “todo el mundo” sigue de manera fiel. Podríamos decir que System Of a Down es una banda de Heavy Metal, pero no siguieron esas reglas. Sus ritmos no sonarian a algo parecido a lo que hace Metallica, serían distintos. Y eso se vería arraigado en sus herencias armenias: cogieron elementos de la música popular y los llevaron al Heavy Metal. Ellos no encajaron en ningún sitio, pero son tan buenos que trascendieron, otro gran ejemplo es Rage Against The Machine. Esta banda nunca sonó a nada parecido, porque nunca nadie había sonado a Rage Against The Machine, es lo mismo con System of a Down.” Dichos álbumes fueron el resultado de un período muy productivo de la banda aunque controvertido, pues el protagonismo de Serj Tankian se vio muy mermado por Daron Malakian, relegándole de su papel de vocalista principal al de las segundas voces o los coros en varias canciones. Algo que llevó a Serj a querer dejar la banda y, por consiguiente, les llevó a su parón indefinido desde 2006 hasta 2011. Seguramente, este sea el motivo por el cual los fanáticos de esta banda llevamos la friolera de 15 años sin material nuevo, y vista la situación, es difícil que esto suceda. En las composiciones hay una cierta evolución melódica en comparación a sus anteriores trabajos. Aunque no sean canciones extremadamente elaboradas en cuanto a patrones rítmicos, (exceptuando un par o tres de canciones, las demás son teóricamente sencillas), toda la maquinaria está centrada en dar una base sólida y contundente entorno a los riffs de Daron, para que este y Serj puedan “jugar” con sus melodías y el oyente se sienta rápidamente atraído por ellas. Todo ello llevado a cabo por una sublime mezcla y con un sonido muy natural de todos los instrumentos y voces. En la lírica, encontramos contenido de denuncia social, manifestándose en contra de la guerra de Irak en ‘B.Y.O.B.’, la crudeza de los conflictos bélicos en ‘Tentative’, el genocidio armenio en ‘Holy Mountains’ o el llanto de la Estatua de la Libertad americana en ‘Sad Statue’. Terrenos más personales son los que hallamos en la solitaria ‘Lonely Day’, dudas existenciales en ‘Question!’ y sarcasmos y paranoias diversas en ‘Cigaro’, ‘This Cocaine Makes Me Feel Like I’m On This Song o Dreaming’. Mención aparte, la historia del atropello de un conejo por Daron, al que llamó Rock’N’Roll para luego escribir ‘Kill Rock’N’Roll’. No quiero olvidarme de ‘Lost in Hollywood’, tema que atrapa hasta el punto más interno del alma con la intencionalidad, quizás, de advertirnos de su mensaje: “You should’ve never trusted Hollywood.” Elegí este doble álbum por lo que significa para mí. Fue un disco que llegó a mis manos al poco tiempo de empezar a tocar la batería. Y, aunque no fue hasta hace relativamente poco cuando empecé a descuartizar musicalmente estos discos, escucharlos me lleva a recordar el olor de la madera de mi vieja batería Hard. A recordar el empeño, las ganas y la ilusión de adentrarme en este maravilloso instrumento, obviando las ganas que tenía de tocar una de sus canciones. Además, todavía conservo un ejemplar del primer número que me compré de la ya extinta revista Batería Total. En ella, hay una gran entrevista a John Dolmayan, con las bellas fotografías de la Tama Starclassic de Maple, con la que grabó estos discos. Y las primeras veces, calan hondo. Texto: Al Drummer Primer trabajo de los portugueses Moonspell (que en sus inicios (1989) se habían llamado Morbid God y llegaron a grabar una demo llamada Serpent Angel), con nada menos que Century Media en 1995, venía precedido de un trabajo en formato single que sacó la discográfica francesa Molon Lave Records con los temas ‘Wolves from the frog’y ‘Goat On Fire’ de 1994 y, su primera demo como Moonspell de 1993, "Anno Satanae" (Lion Records). “Wolfheart” son 9 temas que comprenden poemas y letras de su cantante Fernando Ribeiro en su época adolescente bajo el seudónimo de Langsuyar Tenebrarum Rex. Cortes que te envuelven en una atmósfera a medio tiempo (incluso en transcursos de los temas en tiempos lentos) y que sin querer te hace partícipe de ellos. Un metal entre Gótico, Black (en su vertiente más light) mélodico e incluso Heavy (más actual, claro) y Folk, mucho Folk para aquella época. Sus temas: Wolfshade (A Werewolf Masquerade) Love Crimes ... Of Dream and Drama (Midnight Ride) Lua D'Inverno Trebaruna Vampiria An Erotic Alchemy Alma Mater Atægina A mí, personalmente me cautivó a la primera. Me lo grabó Emilio Cañas (Deathless), que aparte de mi compañero, era mi camello musical. Él me grababa cosas y si me gustaban, me iba de cabeza a Carrer Tallers a pillarlo! Todo este trabajo me encantó. Me embaucó. Por supuesto, tenía temas para que entres de pleno en el ambiente y otros que los remata, dejando el nivel de composición general en un 10. Mis preferidos (por mis gustos más cañeros), ‘Love Crimes’, ‘Vampiria’, y cómo no, ‘Alma Mater’ (pero recalcando que los otros temas completan estos mencionados). No son composiciones complicadas a nivel de instrumentos (de hecho hay momentos que son muy simples o básicos), pero eso es la grandeza de la música, no? Y, ellos supieron jugar bien sus cartas. Amén que siempre me ha resultado curioso que una banda portuguesa (que aquí siempre hemos despreciado lo venido de Portugal), nos haya dado un buen repaso a bandas españolas, en lo que se refiere a llegar lejos con un grupo a nivel de festivales, conciertos, discográficas, logística... Como dato curioso es que en el Akelarre (Discobar que pinchaba música más oscura a finales de los 90, estaba junto a lo que hoy se llama Bóveda. Antes Mephisto) había muchas sesiones donde directamente dejaban puesto Wolfheart con sus nueve temas (y nadie se quejaba!) Me han sorprendido muchos discos durante mi vida, pero este realmente me impactó mucho. Texto: José Luís González Bueno, amigos de Metal Friends, valga la redundancia. Cuando me preguntan por un disco en concreto, solo uno, no tengo dudas sobre cual decir. Lo primero que se me viene a la cabeza es la anaranjada portada del Dirt de Alice In Chains. Seguramente el disco que me hizo ver la música de otra forma desde el día que lo empecé a escuchar. Por aquellas ya venía escuchando movidas jebis o rockeras, sobre todo tirando por el Metal alternativo y algo denominado 'Post-Grunge', que tenía un poderío grande entre los adolescentes de hace 10/15 años. Yo, fan de esas movidas (de las que a día de hoy solo conservo aquellas que realmente me tocaron la patatita) dije, coñes, si el Post-Grunge me mola, eso que llaman Grunge debe ser la hostia (aún no me habían contado 21686 veces la historia de cómo el Grunge mató al Heavy, eso vendría después). Total, me metí de lleno en el sonido de Seattle, empezando por Nirvana o Pearl Jam, que al final son lo primero que te sale cuando buscas algo de información sobre el género o la etiqueta, según se vea, y continuando por un sinfín de bandas más y menos conocidas (Soundgarden, Screaming Trees, Tad, Mudhoney, L7, Gruntruck...) acabé dando con aquella que es justo lo que buscaba, Alice In Chains. Y bueno, siendo seguidor de toda su trayectoria, incluido el material actual ya sin Layne Staley ni Mike Starr, no me queda otra que caer directo a los pies de ese Dirt. Un disco estratosférico, cargado de una atmósfera entre gris y marrón, pesada, pantanosa y con unas letras cargadas de suciedad y sustancias de diversos tipos y colores. Temas como los brutales 'Them Bones' o 'Damn That River', encargados de abrir el álbum con unos riffs pesados y gruesos como bloques de hormigón, la intro de bajo seguida de la oscilante letra de 'Rain When I Die', la amargada letra antibélica de 'Rooster' o la desgarrada confesión de 'Down In A Hole' me atraparon irremediablemente. Las armonías vocales de Layne y Cantrell, destacando al primero por ese timbre tan peculiar pero haciendo imprescindible al segundo, el bajo de Mike Starr, la personal forma de tocar la batería de Sean Kinney y la enorme variedad de recursos (en cuanto a riffs, solos, punteos, efectos, etc.) de Cantrell la convierten un poco en la banda perfecta para un servidor y que, en este Dirt, encontraron la perfección absoluta de su sonido. Basta escuchar la mítica 'Would?', uno de los temas más trascendentales de su carrera, 'Sickman' (tema que me ha costado su tiempo y escuchas el poder apreciarlo como se merece) o 'Angry Chair' para dejarte llevar por el excepcional poderío musical de Alice In Chains en su momento más dulce de inspiración (y uno de los más amargos a nivel personal). A día de hoy, de forma bastante habitual, recurro a este álbum en esos momentos cuando busco refugiarme del mundo exterior (esos momentos se multiplican en época de confinamiento, aunque resulte irónico). Y lo mejor de todo es que sigo descubriéndole detalles, momentos, pasajes que se me habían pasado por alto. Es, sin duda, uno de los discos más importantes de mi vida. TRACKLIST Them Bones Dam That River Rain When I Die Sickman Rooster Junkhead Dirt Godsmack Untitled Hate To Feel Angry Chair Down In A Hole Would? Texto: José Meh Voy a intentar ser lo más honesto posible con uno de los álbums, en mi opinión, más sobrevalorados de la historia del black metal. Mucho ha llovido desde que lo compré en los 90, y he de decir que en aquel momento me gustó, no como otros de sus contemporáneos (Emperor, Burzum, Immortal...), pero era uno de los que tenía como referencia de lo que yo creía que era el black metal... Musicalmente, es decir, a nivel compositivo, está al nivel de bandas locales un poco dignas, pero si es cierto que a nivel atmosférico suena muy maligno ( supongo que eso es lo que importa en este estilo). Solo es posible tener ese halo cuando quien está detrás de su creación es un enfermo mental psicótico y megalómano, como fue el caso del guitarrista que lo compuso, un personaje ansioso por la fama, hasta el punto de creer que solo él sabía hacer black metal... Hay algún que otro riff que no está mal a nivel técnico, sobre todo me quedo con el tema ‘Freezing Moon’, aunque al igual que el resto del álbum se me hace aburrido de escuchar, ya digo, hoy día. En fin, sobre gustos no hay nada escrito, y seguro que para muchos es el álbum, para mí es solo uno más de tantos, qué si es tan conocido no creo que sea por su valor musical, sino por la polémica que lo rodeó. Tracklist 1.Funeral Fog 2.Freezing Moon 3.Cursed in Eternity 4.Pagan Fears 5.Life Eternal 6.From the Dark Past 7.Buried by Time and Dust 8.De Mysteriis Dom Sathanas Texto: Kim Serrano |
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