IMPLORE, UNA DE LAS BANDAS CON MÁS ENERGÍA SOBRE UN ESCENARIO

IMPLORE/EL KASO URQUIJO/A TOMBA OBERTA (Sala Bóveda, Barcelona) 15/2/20
Promotor: Octopuss Prods
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Una de las visitas con más nombre de este mes de febrero ha sido la de los brutales Implore. El cuarteto es una de las bandas más influyentes del grindcore mundial, y aunque su núcleo nació en Barcelona, hoy por hoy es una de las formaciones con más renombre internacional. Por ello, cuando anunciaron que vendrían  a la Sala Bóveda de Barcelona acompañados por El Kaso Urquijo y A Tomba Oberta, no dudamos ni un solo instante en tacharlo en nuestra agenda de conciertos, ya que nos los perdimos cuando visitaron por última vez la ciudad condal, en la Sala Ceferino, con un “sold-out” más que esperado.

A TOMBA OBERTA
 
Puntuales como las agujas del reloj, A Tomba Oberta salió a su hora programada, a las 20´30h. No podíamos tener mejor pistoletazo de salida, ya que los habíamos visto en la última edición del Move Your Fucking Brain Extreme Fest, despojando un cruel y abrasivo death metal. Abrieron con cortes de su última larga duración, “Cadàvers al Riu” y “El Guardià”, esa guitarra Gibson Flying V sonaba rasposa haciendo honor a las emblemáticas bandas de la escuela sueca. De momento la asistencia no era muy notable, pero los que estábamos allí, disfrutábamos como posesos con ese aunténtico sonido death&roll , tanto para fans de Motorhead como de Entombed. 

Repasaron temas de su primera época como “La Pluja Negra” y “Anys Negres”, donde Emili y Andreu intercalaban guturales, como también lo hicieron con el vino marca de la casa, Ruc. Un punto a favor de la banda es que nunca repiten repertorio, cada concierto de A Tomba Oberta es una historia diferente, y esto es lo que estaba pasando en la Sala Bóveda. No podíamos empezar mejor la noche, con buen death metal a la vieja usanza.
 

EL KASO URQUIJO
 
Nada más ver detrás de la batería una amplia pancarta con una esvástica  siendo lanzada a la papelera, ya sabíamos a lo que nos íbamos a enfrentar. Puro ruido sin contemplaciones y escupiendo a las ideas fascistas. Delante nuestro, teníamos a uno de los pilares de nuestro grindcore. Esta banda debutó con su primer disco, “From Dark Dimension of Destruction”, allá por el 1991 con la formación de Juan Obeja, Byron, Baisic y Popeye (único superviviente de aquella época). 

Nos hicieron un repaso a su dilatada carrera, donde no faltó ningún tema emblemático. En general la banda sonó bien, exceptuando a su cantante, que casi no se le oían sus gruñidos durante toda la actuación. De su época más reciente nos deleitaron con “Encontró su Prostata” , “Se Rico o Muere” o “Pozoblanco Cadaveres”. Y de su etapa más primeriza nos masacraron con “El Kaso” (tema que no podía faltar) o “Kaniche Borracho”.  

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​En todo momento la banda se mantuvo muy activa, y Popeye nos dejó claro por qué sigue al mando de una banda como El Kaso Urquijo, es el jefe de las baquetas de nuestro grind.

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IMPLORE

Llegaba la hora que todos estábamos esperando, el momento en que los anfitriones de la noche darían su puñetazo sobre las tablas de la Sala Bóveda. Como la banda anterior, Implore también traía una pancarta inmensa, pero en este caso estaba llena de calaveras con el logo de la banda. Todo estaba a punto de comenzar y veíamos a sus componentes muy callados y concentrados al 100%. Nuestra sorpresa fue ver  a su vocalista Gabriel Dubko sin su melena, con la cabeza rapada. ¡Eso sí, sus tatuajes seguían intactos!

Empezaba la juerga, y desde el minuto 1 salieron como verdaderas fieras, madre mía , cuánta energía había dentro de aquellos 4 cuerpos. ¡Demolición pura sin contemplaciones! Su show se centraría en su reciente disco “Alienated Despair”, y desde que abrieron con temas como “Faculties of Time”, “Abandoned Desires” o “All Consuming Filth”, aquello fue un vendaval de brutalidad, no sabíamos por dónde nos venían las hostias. ¡Joder, cuánta energía encima de un escenario! 
 
 
 

Su vocalista no paraba de lanzarnos alaridos a las primeras filas con cara de pocos amigos. Nunca habíamos visto un torbellino al mando de las cuatro cuerdas, pues allí estaba en la Sala Bóveda, joder, no paró ni un solo instante de moverse, parecía que le habían dado cuerda. Su guitarrista más estático pero sin parar de zarandear sus cervicales, y su batería lanzando blast-beats por doquier y ejecutando los temas con mucha maestría. Lo que vivimos  aquella noche no tiene nombre. También repasaron cortes de su primera época, como “Disgrace” y “Thorns of Devotion”, muy cafres y directos a la yugular. Se hizo corto, pero madre mía, sudamos la gota gorda. ¡Grindcore sin tonterías!



Texto y fotos: METAL FRIENDS