Hace casi 10 años que una de nuestras bandas más antológicas de la escena catalana y del panorama estatal se apartó del círculo extremo. El año pasado decidieron emprender de nuevo el viaje donde se habían detenido y la vuelta fue de lo más fascinante, con un disco bajo el brazo apodado “Set de Sang”. El retorno sería con el 75% de la formación original, ya que su batería inicial, Carles Olivé, no se apuntaría al carro. En su puesto tendríamos a una bestia parda a las baquetas como es Jordi Farré (Foscor, Ered, Evnar,...). Vaya discazo que nos regalaron los catalanes para las navidades del 2018. ¡Sublime!
BARBARIAN SWORDS Pasaban unos minutos de las 20´30h cuando comenzó a sonar la intro, con la banda estática y con los brazos cruzados preparados para la sanguinaria batalla que iba a suceder. Al acabar la introducción, su histriónico vocalista Pau (Von Päx) empezó a soltar palabras realmente “enriquecedoras” a los presentes en la sala, para que se acercaran a las primeras filas y disfrutaran de la putrefacción de Barbarian Swords. (Ese es uno de los alicientes de esta banda, que ganan mucho en directo). Su espectáculo se rige por la maestría de su cantante en seducir –a su manera– al público, a quien tiene acostumbrados a que nos escupa, que blasfeme y que sea un auténtico pútrido encima del escenario. Quizás es por eso que cada día nos gustan más. Abrieron con el primer corte que abre su reciente disco "Worms", "I´m your Demise", con una brutalidad de tal calibre que no deja títere con cabeza. Contiene una demolición tan extrema que te puede recordar a unos Impaled Nazarene y luego incluye unos pasajes más lentos donde su voceras gesticula a la perfección el contenido de las letras como si se estuviera retorciendo en su propio dolor. Con la actitud que les caracteriza encima de los escenarios, Barbarian Swords calentaron la sala en cuestión de pocos minutos. Prosiguieron con cortes de su última adquisición, "Outcast Warlords" y "Pure Demonology" fueron las culpables que nos metiéramos en la oscuridad más cavernosa y decadente protagonizada por su frontman, que no paraba de escupirnos alaridos de la garganta más sucia de nuestro underground. La banda desenterró de las cloacas temas de su anterior disco, "Hunting Rats", momento en el que Von Päx extrajo un cuchillo bien afilado que, por unos instantes, sumergió a la sala en un silencio sepulcral, pero –por suerte- al final no siguió los pasos de Dead. "Pentecostal Black Punishmen", "Putrid Whore The Holy Church" iban dirigidos para los más nostálgicos con ese aire “Blacksabbathero” pero con el sello de identidad del quinteto. Con el tema homónimo del disco se sumergieron y nos contagiaron con su desolación y depravación, donde los guitarristas estaban inmersos en su propia atmósfera sin querer encontrar salida hacia la sucia sociedad. Para zanjar su putrefacta actuación y dar la bienvenida a los de Terrassa lo hicieron con "Ultrasado Bloodbath", donde los golpes tajantes de batería nos encantaron, le daban una frescura a un black lento y endemoniado. En definitiva, nos encantó su actuación. Fue la vez que los vimos mejor aposentados y más profesionales, quizás porque la ocasión lo merecía. ¡No todos los días se abre para Vidres a la Sang! Sin embargo -y esta es nuestra humilde opinión- les vemos más crecidos y desafiantes cuando tocan en salas más underground. VIDRES A LA SANG Al igual que la célebre frase de Fray Luis de León "como decíamos ayer", -como si apenas hubieran pasado años después de su última clase delante de sus alumnos-, con Vidres a la Sang pasó algo similar. Después de casi 10 años en el silencio, su vuelta fue como si nunca se hubieran ido. Tenían de nuevo a su público, esperando verles. Y no querían hacer esperar mucho más, en el momento que salieron a escena la Sala Bóveda se vino abajo con un estruendo de gritos de euforia. Sin más preámbulos comenzaron recordando la primera época de la banda con “Torna al Teu Clos” y acto seguido enlazando con “La Terra i tu”. Como comentábamos anteriormente, parece que la formación nunca se hubiera ido; los temas de sus primeros discos sonaban igual que cuando salieron, la esencia de Vidres A La Sang no se había perdido, la voz de Eloi sonaba como si nos sacudiera reiterados latigazos sin piedad. Comenzaría a tronar el brutal doble pedal de Jordi Farré para adentrarnos en "Policromia", tema cargado de cambios de ritmos en los que que podíamos degustar un exquisito death progresivo de la banda. La cosa no había hecho más que comenzar y llegaba la hora de presentar "Set de Sang". El tema encargado de inaugurar la presentación del disco sería su single, "Els Vents Bufen a Favor". Este corte contiene una cúmulo de variantes donde se enfrentan sus guitarras estridentes, la brutalidad y una voz limpia de Eloi en su estribillo, que hizo que toda la Bóveda cantara al unísono "els vents per fi, bufen a favooor". Ahora le tocaba el turno a otro gran tema de su última obra maestra, "Emergiré". No llevaríamos ni media hora de Vidres y no nos estábamos creyendo lo que estaban presenciando nuestras pupilas. Daba la sensación de que esa noche se encontraban todos los verdaderos fans de la escena extrema catalana; casi nadie faltó a la asistencia obligada. Llegaría el momento memorable de la noche cuando la banda presentó a Martín Méndez, bajista de los grandilocuentes Opeth, personaje muy querido en la escena catalana y al que le une una gran amistad con la banda. Marcos le cedió las cuatro cuerdas para que se marcase una contundente base rítmica en "Miraré De No Tornar-me a Perdre", y quien recibió una gran ovación al despedirse. Ahí no quedaba la cosa porque aún quedaban un par de temas por presentar, "Poble Redemptor" y "Òrbita del Cor" fueron los temas elegidos; la verdad, fue muy buena elección. Sobre todo en estos cortes, el tándem Eloi/Albert es abismal, este último marcándose unos punteos de órdago. Y qué decir de la base rítmica de Marcos/Jordi, donde suena pletórica y contundente. Tras una breve retirada del cuarteto, toda la sala coreó el nombre de Vidres, Vidres, Vidres! Entonces los triunfadores de la noche volvieron a escena. El reencuentro con Vidres estaba llegando a su fin, pero la banda no quería irse sin antes acordarse de sus seguidores más nostálgicos. Comenzaron a destripar cráneos con "Amb Tota Rancúnia", donde el respetable ya había perdido el norte y se empezaron a ver los primeros "moshings" por parte de los más atrevidos. Era la hora de servir la cena y el menú era Black/Death Metal. Volvieron a rescatar otro tema de su primer plástico; en este caso fue "Un Dia Qualsevol", donde no había ni un solo cuello de la sala que estuviera en posición firme. Para despedirse de una gran noche lo harían con "Tots els Paisatges són Iguals", donde no nos dieron tregua con sus frenéticos "Blast-Beats" y donde la voz poseída de Eloi nos dejó claro por qué fueron la banda extrema catalana por excelencia. Al concluir su sublime actuación se hicieron la foto de rigor con el público detrás, donde nadie quiso perdérsela y que quedara para la posteridad, apareciendo en el primer concierto especial de la vuelta de Vidres a la Sang.
Esperemos que esto no quede en una simple vuelta y tengamos Vidres A la Sang por una larga temporada; si puede ser al menos otros diez años más. Su próxima parada será en Portugalete, así que decid a nuestros vecinos vascos que por nada del mundo se pierdan esta vuelta tan esperada de una banda tan emblemática como son esta leyenda viva de lo extremo. LLARGA VIDA AL NEGRE METALL MORT!!
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